Se me ha atragantado la cena de Navidad

A juzgar por los 1800 euros de factura, la juerga fue considerable. Menos mal que no venía desglosada, si no, habríamos visto que lo que esos doctores se metieron en el cuerpo aquella noche no debía ser “muy saludable”.
A Juan Manuel, socio mayoritario de una sociedad que presta servicios médicos en varios hospitales se le ocurrió que sería buena idea organizar una cena de Navidad para unir lazos entre los socios, médicos colabores, clientes y algunos proveedores. Lo cierto es que resultó un éxito.
Con la dolorosa en el bolsillo y habiendo pagado mediante talón al portador, al día siguiente Juan Manuel volvió al pie del cañón y contabilizaron la factura deduciendo el IVA y el gasto en base al criterio general de que se trata de un gasto que contribuye a generar ingresos.
Recientemente Hacienda ha llamado a su puerta y lo hace en forma de inicio de procedimiento de comprobación limitada. Juan Manuel, cumplidor, ha presentado todos los registros contables y documentales que le han solicitado.
Todo conforme, hasta que ha aparecido la factura de la cena de Navidad. Pocas preguntas, ninguna explicación han considerado, simplemente, “no es deducible”, han dicho. Las consecuencias, reclaman el IVA, el 25% de la base por el impuesto sobre sociedades, sanción e intereses. Total, la resaca de la cena dos años después, 880 euros.
Prefiero no reproducir los improperios que están saliendo por la boca de Juan Manuel, sin embargo, es interesante que oigáis este comentario:
-         ¡Es el único gasto que tengo en publicidad y RR.PP. en todo el año!
Por lo menos, aquella noche salió de allí bien acompañado.  ;-)

¿Justo o injusto?   

Joaquín Puerta


Por favor, que NO me toque la lotería

Parece mentira, pero esto es lo que más de uno debe estar pensando cuando después de ir repartiendo participaciones, se ha enterado de lo que le espera si su número sale agraciado.

De todos es sabido que a partir de este año 2013 los premios de la lotería están sujetos a tributación, lo que no resulta tan conocido es cómo ha de liquidarse ese impuesto y los problemas que puede traer al que repartió la felicidad.

¿En qué consiste el impuesto?

Se trata de un gravamen especial que afecta de manera diferente a personas físicas, sociedades o a no residentes que, en cualquier caso, se gestiona aplicando una retención del 20% en el momento del pago del premio.

Pero, afortunadamente, no afectará a todos los premios ya que los primeros 2.500 € por apuesta unitaria están exentos es decir, que si el décimo es premiado con 6.000 €, la tributación se calculará en base a 3.500 € (6.000 – 2.500), por lo que el impuesto será de 700 € (3.500 x 20%), así el agraciado percibirá 5.300 €.

¿Y si comparto el décimo?

Pues también comparto la exención, lo que implica en el ejemplo anterior que mi mitad del premio es de 3.000 €, 1.250 € están exentos, la tributación será de 350 € y recibiré finalmente 2.650 €.

Hasta aquí todo claro, pero…

¿Cómo se gestiona este gravamen especial?

El impuesto se gestiona a través de la entidad pagadora, cuando presentemos nuestro décimo premiado al cobro nos pedirán los siguientes datos:
-          Nombre y apellidos
-          N.I.F.
-          Provincia de residencia
-          Fecha de cobro del premio
-          Importe del premio obtenido por décimo
-      Importe del premio que corresponde individualmente al declarante (cuando el décimo fuese compartido)

Además de los datos sobre el sorteo del que se trata

¿Por dónde viene el problema?

¿Quién no tiene en su cartera participaciones de la peluquería, la parroquia, el equipo de fútbol del niño o del pescadero?. De toda la vida, muchos pequeños negocios, asociaciones y otro tipo de organizaciones han comprado varios billetes de lotería de Navidad y lo han repartido a través de participaciones.

Este año, si ese número sale premiado con una cantidad superior a los 2.500 €, tendrán que recopilar los datos arriba indicados de cada uno de los premiados, calcular su parte de la exención y el impuesto, y finalmente, entregarle la cantidad resultante.

¿Imaginas lo que puede suponer a quien distribuyó 100 décimos en participaciones 2,5 € cada una?

Pues, un amigo tiene la costumbre de obsequiar a todos los clientes que pasan por su establecimiento con una participación de 12 céntimos. ¿Formará parte de una fabulosa estrategia de marketing?, quizá sea una buena oportunidad de venta o de desarrollar un programa de fidelización del cliente al tener que recoger todos esos datos.


Joaquín Puerta para villaviciosadigital.es


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Foto: Álvaro Ibáñez 

Eurovegas, la prueba de un país inseguro



Desde su casa, Carlos iba a ver Eurovegas, de hecho, todos los días pasea al perro por la gran parcela destinada a ocupar el macrocomplejo.

Mucho hemos discutido sobre Eurovegas sí, Eurovegas no, ahora ya no tiene sentido, pero lo cierto es que el proyecto ha sido un fracaso, miles de horas de trabajo tiradas a la papelera y millones de euros una vez más, desaprovechados.

Pero, como de cada fracaso hemos de sacar una lección que valga lo que nos hizo perder, hemos de ver porqué se ha ido todo al traste y, aunque en el fondo nunca lo sabremos, la retirada de este proyecto ha puesto de manifiesto cómo nos ven los inversores extranjeros.

El hecho de que una de las exigencias de los promotores fuera, además de un marco regulatorio a medida, el establecimiento de una indemnización millonaria en el caso de que un futuro gobierno cambiara la Ley, dice mucho de la inseguridad jurídica que se sufre en España.

Esa es la imagen que ofrecemos al inversor, la de un país veleta, que un día cuatro de sus dieciocho gobiernos dice una cosa, siete otra distinta y el resto, simplemente se oponen. Un país que un día dice y hace una cosa y al poco tiempo desbarata lo construido para hacer otra o simplemente dejarlo todo en barbecho

Cada semana nos encontramos con un cambio normativo, unos de menor importancia, pero muchos de gran calado, lo cierto es que demasiado a menudo tenemos que redefinir la estrategia para adaptarnos a la normativa.

Compro o alquilo, plan de pensiones o seguro de jubilación, acciones, obligaciones o preferentes, podemos analizarlo de la forma más concienzuda posible, tomaremos una decisión de lo más razonable, pero pasado un tiempo todo aquello se vendrá abajo puesto que el marco legal cambiará en interés del legislador del momento

¿Tan difícil resulta aparcar los recelos, la competencia entre nosotros mismos y los intereses particulares para buscar soluciones estables a favor del interés común?,

Si queremos salir del agujero necesitamos inversores, a los grandes, como los fondos de inversión, y a los pequeños, como tu propio vecino. Y los inversores sólo necesitan dos cosas, expectativas de beneficio y estabilidad.

Mientras tanto seguiremos nadando en el lodo y echando la culpa al de al lado, seguiremos siendo cada día más pobres, pero orgullosos de haber derrotado a nuestro propio hermano.

¿Quién saldrá ganando? Sin duda, el perro de Carlos.


Joaquín Puerta




Paco, Hacienda me dice que les debes dinero

Se recibe carta de Hacienda, ahora a través del buzón electrónico, la abrimos, en el encabezado leemos  “Notificación de embargo de créditos”. La primera reacción es de extrañeza, sorpresa y cierta inquietud, “¡Dios mío Hacienda nos embarga!.


Sin embargo hay que seguir leyendo con detenimiento para advertir que no es así, ahí aparece el nombre de uno de nuestros proveedores y resulta que es a él a quien han embargado y lo que hace Hacienda ahora es obligarnos a ingresar en el erario público cualquier cantidad que pudiéramos deberle, con la consiguiente responsabilidad si no lo hiciéramos, de este modo, nuestro proveedor no se escapa.

Tras la primera reacción, llega la segunda, “el proveedor es un pirata, puede traernos problemas con Hacienda, no trabajaremos más con él”. Hay que comunicarle que no le vamos a pagar lo poco que le debemos, lo ingresaremos en Hacienda como es nuestro deber:

-       Paco, nos dice Hacienda que les debes dinero

Entre sorprendido y enfadado, Paco nos da mil explicaciones, ruega que no hagamos caso de la carta, que el problema ya lo ha solucionado. Pero de nada sirve, el imperativo de Hacienda es claro y nuestra responsabilidad por incumplimiento también.  
Y tras las reacciones iniciales, las reflexiones.

  1. Hacienda no podía saber que le debíamos dinero a Paco, sólo podía probar suerte con todos sus clientes que sí conoce, ya que se informa en la declaración anual de operaciones superiores a 3.000 € (modelo 347). Es decir toma una información que nos obliga a facilitar con el fin de llevar a cabo un control tributario, sin embargo la utiliza con otro fin diferente, el recaudatorio.
  2. Se difunde una información confidencial, como si lo hicieran con una parte de nuestra declaración sobre la renta, burlando la protección de datos, el derecho al honor y la intimidad personal escudándose en el interés general.
  3. Si logran encontrar un cliente que le debe dinero, lo habitual es que pagador y embargado se pongan de acuerdo para dar forma al crédito sin cumplir con el embargo y sin incumplir el mandato recibido.
  4. La mala imagen que este hecho crea en el embargado, limita de forma considerable sus posibilidades de recuperar una mala situación económica y poder hacer frente la deuda tributaria.
Finalmente, el resultado, Hacienda ha incomodado nuestro trabajo por un asunto en el no tenemos nada que ver y nos ha dejado sin proveedor, nos tendremos que buscar otro. El proveedor ha quedado definitivamente arruinado al quedarse sin clientes y Hacienda tampoco habrá logrado recaudar todo lo que se le adeudaba resultado la deuda tributaria definitivamente fallida.

Por cierto, a nosotros también nos deben dinero, incluso tenemos una sentencia en firme que así lo acredita, ¿por qué no puedo utilizar los mismos medios para ejecutarla?. Los ciudadanos y la administración no jugamos con las mismas reglas.


Joaquín Puerta



Foto: airoagua

La letra demasiado pequeña de la Ley de Emprendedores

Hay cosas que no tienen ni pies, ni cabeza, que no responden a un porqué por más que se lo buscamos y leer detenidamente esta Ley de Emprendedores, supone un buen ejemplo de ello al comprobar que ciertos aspectos de la misma, no son, ni mucho menos, lo que parecen.

Alberto pertenece a esta nueva generación de jóvenes que salen de la universidad sabiendo que su futuro se encuentra en el emprendimiento, por eso desde antes de terminar la carrera ha trabajado en el proyecto MIC Athletics, una agencia que pone en contacto jóvenes deportistas españoles con universidades norteamericanas para conseguir becas de estudios en Estados Unidos.

La llegada de la nueva Ley de emprendedores ha creado grandes expectativas, de entre ellas, la más valorada, es la famosa tarifa plana para autónomos que supone en la práctica pagar una cuota de tan sólo 50 € durante los primeros seis meses de actividad.

La diferencia entre los 250 € de cuota mínima de autónomos y esos 50 suponen eliminar una de las principales barreras al emprendimiento que existen. El compromiso de pagar aquella cantidad todos los meses cuando no se sabe cómo va a funcionar un negocio montado con escasos recursos es, en muchos casos, inasumible, además de crear la sensación de que todo el esfuerzo se lo lleva la Administración.

Contentos con la noticia, Alberto y sus socios ya ultiman su proyecto y, como son varios, deciden, con buen criterio, que la forma jurídica más adecuada para la empresa es la sociedad limitada.

Reparto de capital, aportaciones, estatutos, órgano de administración, todo previsto y decidido. Entonces aparece la primera piedra en el camino del emprendedor y la pone, como no, la Administración Pública. La cara de Alberto que queda a cuadros cuando se entera de que a pesar de la Ley de Emprendedores, la Seguridad Social ha decido interpretarla de forma unilateral y aplicar la bonificación de la tarifa plana tan sólo a los emprendedores individuales y profesionales, pero no a los societarios.

De esta forma, quedan fuera de la bonificación en la cuota de autónomos todos aquellos proyectos que vayan a crearse con varios socios, ya que la fórmula societaria es la única posible. También quedan fuera los proyectos que se lleven a cabo gracias a inversores, los mismos que la propia Ley trata de impulsar a través del incentivo con una deducción en el IRPF y una exención por reinversión de los beneficios generados.

Y se quedarán sin la tan famosa tarifa plana para emprendedores, anunciada a bombo y platillo por todos los rincones, cientos de emprendedores que verán cómo después del esfuerzo de crear un proyecto empresarial, arriesgar su dinero y ponerlo en marcha creyendo que su cuota de autónomos será de 50 € durante seis meses, la Seguridad Social les notificará una cuota de 250 €. Irán a la Administración y alguien, distinto de quien toma las decisiones, le tendrá que decir a la cara que no es un error, que acaba de tropezar con una piedra, con una de las que duele, de las que mina la moral para seguir adelante con la carrera de obstáculos que supone el emprendimiento.

Lo peor de todo, la jugada no tiene vuelta atrás ya que, aunque rectificaran, se dieran de baja, buscaran otra forma jurídica en la que sí cupiera acogerse a la bonificación, ya sería tarde porque una de las condiciones de la tarifa plana es no haber estado de alta en el régimen de autónomos en los últimos cinco años.

Alberto ha tenido suerte, seguro que la suerte del que se esfuerza, ha llegado a tiempo de replantearse la forma de iniciar su negocio y lograr la bonificación.


Joaquín Puerta para villaviciosadigital.es


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Foto: Anna

El punto muerto, ¿amigo o enemigo?

La situación de Paula es asfixiante, sus acreedores la persiguen, el banco no responde, al arrendador se le está acabando la paciencia y todo tiene visos de haber llegado a un punto sin retorno.

La culpa es de la crisis, dicen casi todos, y no les falta razón, pero Paula sabe que a pesar de todo, ella pudo haber hecho más de lo que hizo para salvar la situación.

El secreto está en vigilar el punto muerto, en no perder nunca de vista el volumen mínimo de ingresos necesario para cubrir gastos para evitar entrar en pérdidas. En anticiparse y tomar decisiones por desagradables que resulten antes de que las ventas caigan y el margen que nos quede no sea capaz de sostener la estructura de la empresa.

     Cifra de ventas                                             ¿ €
-       Aprovisionamientos                                                 
=   Margen bruto        
-       Gastos generales de estructura                               
=    Beneficio de explotación                              0 €

Cuando el negocio va viento en popa, al margen bruto le caben todos los gastos, no hay problema para contratar a más personal, aumentar el presupuesto de marketing, redecorar la oficina o incluso comprar un coche de marca premium para que el director comercial pasee el prestigio de la empresa.

     Cifra de ventas                                     5.000.000 €
-       Aprovisionamientos                              -3.750.000 €
=   Margen bruto                                          1.250.000 €
-       Gastos generales de estructura              -900.000 €
=    Beneficio de explotación                          350.000 €

Pero cuando las ventas descienden, el margen bruto se estrecha, y lo va haciendo hasta que en él no caben todas esas cosas que año tras año habíamos ido incorporando y que ahora parece que no podemos vivir sin ellas.

Cuando Paula fue consciente de que había llegado esta situación, su primera decisión fue la de esperar, fruto de esa tendencia que tenemos todos a aplazar las decisiones que no queremos tomar. Aquí es donde ella sabe que comenzó a equivocarse.

     Cifra de ventas                                     4.250.000 €
-       Aprovisionamientos                              -3.400.000 €
=   Margen bruto                                             850.000 €
-       Gastos generales de estructura              -900.000 €
=    Beneficio de explotación                           -50.000 €

Visto que la situación no mejoraba su siguiente decisión fue eliminar aquellos gastos que ella consideró superficiales y prescindibles: recorte en el presupuesto de marketing, las plazas de garaje alquiladas, no renovar contratos de trabajadores temporales y un largo etc.

     Cifra de ventas                                     4.250.000 €
-       Aprovisionamientos                              -3.400.000 €
=   Margen bruto                                             850.000 €
-       Gastos generales de estructura              -760.500 €
=    Beneficio de explotación                            89.500 €

Con esta decisión Paula se sintió a gusto, creyó haber hecho lo que tenía que hacer. Pero la crisis es perseverante y la volvió a poner a prueba haciendo que perdiera margen a través de la caída de los precios.

     Cifra de ventas                                     3.500.000 €
-       Aprovisionamientos                              -2.800.000 €
=   Margen bruto                                             700.000 €
-       Gastos generales de estructura              -760.500 €
=    Beneficio de explotación                           -60.500 €


Otra vez vuelta a empezar, los números no salían, las previsiones de ventas no eran halagüeñas y lo más preocupante es que ya había recortado todos los gastos de los que podía prescindir. La única solución viable que quedaba entonces era una reforma estructural profunda, es decir, adaptar la dimensión de la empresa a la nueva realidad pero claro, esto suponía una reducción drástica de personal, cambiarse a otra oficina más pequeña y dejar de participar en algunos proyectos en los estaba muy ilusionada.

Y aquí es donde ella sabe que estuvo su gran error. ¿Cómo iba a despedir a parte del personal si para ella eran casi como su familia?, ¿cómo iba a cambiarse de oficina con lo que le había costado el acondicionamiento y la decoración de esta?, en definitiva, ¿cómo iba a reducir el tamaño de una empresa que ella misma había hecho crecer poniendo toda su ilusión y esfuerzo, renunciando a su vida personal y familiar?

Ante la indecisión, no hizo nada con la esperanza de que la situación mejorara sola, que las ventas volvieran a aumentar y las cifras se reequilibraran. Pero el tiempo pasa, las facturas y las nóminas hay que pagarlas y, si no llega el dinero, la única solución es pedirlo prestado para cubrir el déficit.

El problema de la deuda es que hay que devolverla y cuando mes a mes se va acumulando y el milagro no llega, cada vez es más difícil mantener en pie el castillo de naipes. Continuas renegociaciones con los bancos para prestamizar pólizas de crédito y solicitar periodos de carencia, solicitud reiterada de aplazamientos a Hacienda y la Seguridad Social, retrasos en los pagos de las nóminas, la vida de Paula se ha convertido en el número de un malabarista que juega con un fuego que va aumentando su llama.

Ahora se ha dado cuenta de que está en un punto sin retorno, aunque el milagro llegara, el margen bruto tendría que ser lo suficientemente amplio como para cubrir, no sólo los gastos de estructura, sino todos los compromisos que se han aplazado. Por lo tanto, las ventas tendrían que duplicarse a corto plazo, y eso, Paula sabe, que es imposible.

Y es que, tomar decisiones para reducir la estructura y redimensionar la empresa a la mitad de lo que era, no es nada fácil, supone enfrentarse a tomar decisiones que seguro no serán bienvenidas, supone quedarse sólo en una batalla donde los aliados se vuelven en contra. Lo normal es quedarse paralizado y esperar, el resultado, nefasto.

  

Joaquín Puerta

El libro El secreto parainterpretar balances de un vistazo” contiene numerosas historias como la de Paula a través de las cuales podrás desarrollar la habilidad de descubrir todo lo que esconden las empresas a través de sus cuentas y lo convertirás en tu ventaja competitiva.

   
                                                       Desde La Casa del libro de Zarazoza. Gracias Nuria.

Foto cabecera: Mike Fernwood

Se busca interesado en el IVA de caja


Lo miro, lo remiro, pregunto aquí, pregunto allá pero, por más que le doy vueltas, no veo claro lo del IVA de caja. Años y años reivindicando algo que parece de sentido común y por fin ve la luz un sistema que nos ha dejado fríos a todos.

 ¿Qué es el IVA de caja?

El sistema que permitirá a las empresas ingresar el IVA en Hacienda cuando se cobren las ventas o prestaciones de servicios en lugar de hacerlo, como ahora, cuando se expiden las facturas, independientemente de cuándo se cobren.

¿Quién puede acogerse al nuevo régimen especial de IVA de caja?

El sistema es voluntario y podrán acogerse, pymes y autónomos en régimen general de IVA cuyo volumen de negocio en el año anterior haya sido inferior a 2 millones de euros. Quedan excluidos los que cobren en efectivo a un  mismo cliente más de 100.000 euros.

¿A qué nos obliga?

  • A tratar con el mismo criterio las facturas de compra y gasto, es decir, no podremos deducir su IVA hasta que no las hayamos pagado.
  • A llevar un estricto control de las fechas de cobro y pago de cada una de las facturas, incluso cuando se abonen parcialmente en varias veces.
  • A consignar en cada cobro y pago el instrumento que se ha utilizado para hacerlo efectivo.
  • A obligar a nuestros clientes y proveedores a llevar el mismo control que nosotros con respecto a nuestras facturas, aunque ellos no estén acogidos a este régimen.
  • A declarar de forma separada todas estas operaciones en la declaración anual de operaciones con terceros (modelo 347) indicando el volumen de negocio mantenido con cada cliente y proveedor especificando operaciones realizadas, operaciones cobradas/pagadas y el instrumento utilizado para hacerlas efectivas.
  • A ingresar, pese a todo, el IVA devengado cuando a 31 de diciembre del ejercicio posterior aún no se hubiese cobrado todavía.
  • A consignar en todas las facturas que expidamos la mención “régimen especial del criterio de caja” para informar a nuestros clientes del tratamiento que deben darle a ese IVA.

¿Qué hay que ganar?

Supongamos una empresa que esté pensando en acogerse a este criterio de caja. Volumen de negocio de 1.000.000 €, tipo general de IVA, compras y gastos con IVA deducible 500.000 €.

                        1.000.000         21%     210.000
                          500.000                      105.000
IVA anual a ingresar                105.000

Supongamos también que su periodo medio de cobro a clientes, menos el tiempo que tarda en pagar a sus proveedores es de 65 días y que se financia al 5%, mismo tipo legal del dinero que Hacienda aplica a los aplazamientos que concede.

            IVA a financiar                                      105.000 €
            Periodo neto de financiación                   65 días
            Tipo de interés                                              5%
            Coste de la financiación                      947,92 €

Acogiéndose al régimen especial del criterio de caja, esta empresa se ahorraría 947,92 € cada año.

¿Qué tenemos que perder?

El coste de un importante incremento de la gestión administrativa que supone tener que llevar una doble contabilidad en el IVA, una con el criterio del devengo, como se venía haciendo hasta ahora, y otra con el criterio de caja.

Además, obligaré a mis clientes a llevar también una doble contabilidad del IVA con respecto a las operaciones que realicen conmigo, aunque ellos no estuvieran acogidos al criterio de caja, lo que les generará no pocas molestias que podrían llevar a dificultar la relación con ellos, sobre todo con las empresas grandes.

¿Qué decisión tomo?

Evaluando ventajas e inconvenientes, por más que lo miro, veo más a perder que a ganar. Simplemente el coste de gestión ya es superior a la cantidad que me ahorro y, todo ello, sin contar con el grave perjuicio que puede causar el hecho de importunar a mis clientes, especialmente a las grandes empresas, por obligarles a asumir a ellos un coste de gestión innecesario.

No obstante, cada cual tendrá que hacer sus números pero, en estas condiciones será complicado encontrar alguna pyme que verdaderamente le interese acogerse a este sistema. Hubiera sido mucho más sencillo y efectivo adoptar cualquier medida encaminada a hacer cumplir la Leyde lucha contra la morosidad o flexibilizar las condiciones para recuperar el IVA de las facturas impagadas.

Desde luego, ni esto es lo que se pedía, ni esto es lo que nos prometieron.
  
Joaquín Puerta para villaviciosadigital.es

¿Estás desaprovechad@?

Un escapulario de la Virgen del Carmen adorna su cuello. Pelo negro recogido en un moño, jersey holgado de cuello alto y falda hasta los pies. Hermosura que pasa desapercibida tras una estampa  que parece salida del NO-DO.

Cada mañana en un lugar, cada día un reto para ganarse el pan y cada venta un paso más para conseguirlo. Así es su vida, de mercadillo en mercadillo, de tenderete en tenderete y siempre a la sombra.

A cada propuesta, su marido la mira buscando aprobación y ella, con un gesto casi imperceptible, asiente o deniega la operación.

Parece estar a los suyo, pero no se le escapa detalle. Nunca usó ordenador, ni hojas de Excel y mucho menos Google Apps. Para manejar a la perfección los precios, márgenes, descuentos o rappel por volumen, sólo necesita mirar a los ojos para hacer las cuentas y saber si la propuesta es sincera.

Antes de hacer caja, ya sabe cuánto hay, cuánto género se ha quedado sin vender y cuanto tendrán que comprar al iniciar la jornada de mañana

Quizá lo tengamos al lado y no lo vemos, quizá seamos nosotros mismos y nos damos cuenta, pero si nos detenemos un solo minuto, podremos ver a nuestro alrededor gran cantidad de talento que se desaprovecha en la sombra.

Cambiaría mi fortuna por un ápice de su astucia. Si el domingo que viene vas al rastro y la ves, dile de mi parte que la admiro.


Joaquín Puerta


A ¡Estás desaprovechado!, Óscar Sánchez, Ed. Libros de Cabecera, libro que te da las pautas para orientar tu idea, propone ejemplos de negocios a emprender y aporta entrevistas y testimonios de emprendedores que se han salido con la suya. 
  
Foto: AlejoVega 

Te paso el inquilino moroso

Mi amigo David no tiene un pelo de tonto, es más, actúa de una forma muy inteligente, no en vano, vive de las rentas dedicándose a gestionar un patrimonio inmobiliario que él mismo creó.

Cuando la España en la que todos nos fiábamos de todos se convirtió en un sálvese quien pueda, David quiso poner un pie en la cautela a raíz de un par de malas experiencias que le hicieron perder un buen dinero, pero que le sirvieron de lección, una lección de esas que entran con sangre y no dejan que la mancha se borre.


Todo empezó cuando el inquilino de uno de sus locales dejó de pagarle. Unos meses de aviso y tras ellos el inicio de un procedimiento judicial. El inquilino se defendió como pudo, logrando retrasar lo inevitable, el desahucio. David hizo cuentas, no sólo estuvo quince meses sin cobrar, si no que los gastos que tuvo que asumir hizo ascender la cifra a un total de dos años de falta de ingresos. Si esto se repetía con los otros locales y viviendas que gestiona, supondría, sin duda alguna, la ruina segura.

David conocía el secreto para interpretar balances de vistazo, a partir de entonces se dedicó a pedir a cada posible inquilino de los locales, además de las garantías habituales, las cuentas de la empresa con el fin de comprobar su solvencia. Algunos se extrañaban, otros incluso de ofendían, pero como dice él, el que no quiere dármelos es que tiene algo que esconder, entonces no me interesa.

Cotejaba los balances que le daban con los que obtenía del Registro Mercantil para comprobar su veracidad y coherencia y, tras ello en un momento veía si esa empresa tendría desde un principio dificultades para pagar, de este modo evitó no pocos problemas que podrían haber sido fatales.

Visto el éxito de su actuación, dio un paso más y también quiso evitar los mismos problemas con los inquilinos de las viviendas a los cuales desde hacía tiempo les pedía acreditar la solvencia mediante la exhibición de las nóminas. Un contrato indefinido y una nómina aceptable eran antaño garantía suficiente para asegurarse el cobro del alquiler durante la vida del contrato, sin embargo, hoy en día, eso es papel mojado porque el contrato indefinido se convierte en finiquito con una facilidad pasmosa.

Así las cosas y avanzadas las negociaciones con un posible inquilino, a David se le ocurrió la genial idea revisar los balances de la empresa para la que trabajaba aquel sujeto y rápidamente se dio cuenta de que las posibilidades de que sus ingresos se redujeran o de que la carta de despido se cruzara en su vida eran bastante altas, lo cual implicaría el impago de las cuotas de alquiler y el problema entonces se trasladaría a David.

Me cuenta lo fácil que es detectar nóminas falsas que le han presentado al no ser coherente su importe anualizado con la cifra de gastos de personal de la cuenta de pérdidas y ganancias, o que la empresa lleva sin actividad varios años, o simplemente que la falta de solvencia hace peligrar los puestos de trabajo que mantiene.

Con todo, ni David, ni nadie está libre de que las cosas se tuerzan, pero él mismo se sorprende de lo sencillo que le ha sido aprender a interpretar las cuentas de las empresas y lo útil que le está resultando y como él mismo dice, que el problema del impago, lo soporte otro.
  

Joaquín Puerta
El libro “El secreto para interpretar balances de un vistazo” contiene numerosas historias como la de David a través de las cuales podrás desarrollar la habilidad de mirar todo lo que hay en las empresas a través de sus cuentas y lo convertirás en tu ventaja competitiva.




Foto: Tony Fischer