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El punto muerto, ¿amigo o enemigo?

La situación de Paula es asfixiante, sus acreedores la persiguen, el banco no responde, al arrendador se le está acabando la paciencia y todo tiene visos de haber llegado a un punto sin retorno.

La culpa es de la crisis, dicen casi todos, y no les falta razón, pero Paula sabe que a pesar de todo, ella pudo haber hecho más de lo que hizo para salvar la situación.

El secreto está en vigilar el punto muerto, en no perder nunca de vista el volumen mínimo de ingresos necesario para cubrir gastos para evitar entrar en pérdidas. En anticiparse y tomar decisiones por desagradables que resulten antes de que las ventas caigan y el margen que nos quede no sea capaz de sostener la estructura de la empresa.

     Cifra de ventas                                             ¿ €
-       Aprovisionamientos                                                 
=   Margen bruto        
-       Gastos generales de estructura                               
=    Beneficio de explotación                              0 €

Cuando el negocio va viento en popa, al margen bruto le caben todos los gastos, no hay problema para contratar a más personal, aumentar el presupuesto de marketing, redecorar la oficina o incluso comprar un coche de marca premium para que el director comercial pasee el prestigio de la empresa.

     Cifra de ventas                                     5.000.000 €
-       Aprovisionamientos                              -3.750.000 €
=   Margen bruto                                          1.250.000 €
-       Gastos generales de estructura              -900.000 €
=    Beneficio de explotación                          350.000 €

Pero cuando las ventas descienden, el margen bruto se estrecha, y lo va haciendo hasta que en él no caben todas esas cosas que año tras año habíamos ido incorporando y que ahora parece que no podemos vivir sin ellas.

Cuando Paula fue consciente de que había llegado esta situación, su primera decisión fue la de esperar, fruto de esa tendencia que tenemos todos a aplazar las decisiones que no queremos tomar. Aquí es donde ella sabe que comenzó a equivocarse.

     Cifra de ventas                                     4.250.000 €
-       Aprovisionamientos                              -3.400.000 €
=   Margen bruto                                             850.000 €
-       Gastos generales de estructura              -900.000 €
=    Beneficio de explotación                           -50.000 €

Visto que la situación no mejoraba su siguiente decisión fue eliminar aquellos gastos que ella consideró superficiales y prescindibles: recorte en el presupuesto de marketing, las plazas de garaje alquiladas, no renovar contratos de trabajadores temporales y un largo etc.

     Cifra de ventas                                     4.250.000 €
-       Aprovisionamientos                              -3.400.000 €
=   Margen bruto                                             850.000 €
-       Gastos generales de estructura              -760.500 €
=    Beneficio de explotación                            89.500 €

Con esta decisión Paula se sintió a gusto, creyó haber hecho lo que tenía que hacer. Pero la crisis es perseverante y la volvió a poner a prueba haciendo que perdiera margen a través de la caída de los precios.

     Cifra de ventas                                     3.500.000 €
-       Aprovisionamientos                              -2.800.000 €
=   Margen bruto                                             700.000 €
-       Gastos generales de estructura              -760.500 €
=    Beneficio de explotación                           -60.500 €


Otra vez vuelta a empezar, los números no salían, las previsiones de ventas no eran halagüeñas y lo más preocupante es que ya había recortado todos los gastos de los que podía prescindir. La única solución viable que quedaba entonces era una reforma estructural profunda, es decir, adaptar la dimensión de la empresa a la nueva realidad pero claro, esto suponía una reducción drástica de personal, cambiarse a otra oficina más pequeña y dejar de participar en algunos proyectos en los estaba muy ilusionada.

Y aquí es donde ella sabe que estuvo su gran error. ¿Cómo iba a despedir a parte del personal si para ella eran casi como su familia?, ¿cómo iba a cambiarse de oficina con lo que le había costado el acondicionamiento y la decoración de esta?, en definitiva, ¿cómo iba a reducir el tamaño de una empresa que ella misma había hecho crecer poniendo toda su ilusión y esfuerzo, renunciando a su vida personal y familiar?

Ante la indecisión, no hizo nada con la esperanza de que la situación mejorara sola, que las ventas volvieran a aumentar y las cifras se reequilibraran. Pero el tiempo pasa, las facturas y las nóminas hay que pagarlas y, si no llega el dinero, la única solución es pedirlo prestado para cubrir el déficit.

El problema de la deuda es que hay que devolverla y cuando mes a mes se va acumulando y el milagro no llega, cada vez es más difícil mantener en pie el castillo de naipes. Continuas renegociaciones con los bancos para prestamizar pólizas de crédito y solicitar periodos de carencia, solicitud reiterada de aplazamientos a Hacienda y la Seguridad Social, retrasos en los pagos de las nóminas, la vida de Paula se ha convertido en el número de un malabarista que juega con un fuego que va aumentando su llama.

Ahora se ha dado cuenta de que está en un punto sin retorno, aunque el milagro llegara, el margen bruto tendría que ser lo suficientemente amplio como para cubrir, no sólo los gastos de estructura, sino todos los compromisos que se han aplazado. Por lo tanto, las ventas tendrían que duplicarse a corto plazo, y eso, Paula sabe, que es imposible.

Y es que, tomar decisiones para reducir la estructura y redimensionar la empresa a la mitad de lo que era, no es nada fácil, supone enfrentarse a tomar decisiones que seguro no serán bienvenidas, supone quedarse sólo en una batalla donde los aliados se vuelven en contra. Lo normal es quedarse paralizado y esperar, el resultado, nefasto.

  

Joaquín Puerta

El libro El secreto parainterpretar balances de un vistazo” contiene numerosas historias como la de Paula a través de las cuales podrás desarrollar la habilidad de descubrir todo lo que esconden las empresas a través de sus cuentas y lo convertirás en tu ventaja competitiva.

   
                                                       Desde La Casa del libro de Zarazoza. Gracias Nuria.

Foto cabecera: Mike Fernwood

Te paso el inquilino moroso

Mi amigo David no tiene un pelo de tonto, es más, actúa de una forma muy inteligente, no en vano, vive de las rentas dedicándose a gestionar un patrimonio inmobiliario que él mismo creó.

Cuando la España en la que todos nos fiábamos de todos se convirtió en un sálvese quien pueda, David quiso poner un pie en la cautela a raíz de un par de malas experiencias que le hicieron perder un buen dinero, pero que le sirvieron de lección, una lección de esas que entran con sangre y no dejan que la mancha se borre.


Todo empezó cuando el inquilino de uno de sus locales dejó de pagarle. Unos meses de aviso y tras ellos el inicio de un procedimiento judicial. El inquilino se defendió como pudo, logrando retrasar lo inevitable, el desahucio. David hizo cuentas, no sólo estuvo quince meses sin cobrar, si no que los gastos que tuvo que asumir hizo ascender la cifra a un total de dos años de falta de ingresos. Si esto se repetía con los otros locales y viviendas que gestiona, supondría, sin duda alguna, la ruina segura.

David conocía el secreto para interpretar balances de vistazo, a partir de entonces se dedicó a pedir a cada posible inquilino de los locales, además de las garantías habituales, las cuentas de la empresa con el fin de comprobar su solvencia. Algunos se extrañaban, otros incluso de ofendían, pero como dice él, el que no quiere dármelos es que tiene algo que esconder, entonces no me interesa.

Cotejaba los balances que le daban con los que obtenía del Registro Mercantil para comprobar su veracidad y coherencia y, tras ello en un momento veía si esa empresa tendría desde un principio dificultades para pagar, de este modo evitó no pocos problemas que podrían haber sido fatales.

Visto el éxito de su actuación, dio un paso más y también quiso evitar los mismos problemas con los inquilinos de las viviendas a los cuales desde hacía tiempo les pedía acreditar la solvencia mediante la exhibición de las nóminas. Un contrato indefinido y una nómina aceptable eran antaño garantía suficiente para asegurarse el cobro del alquiler durante la vida del contrato, sin embargo, hoy en día, eso es papel mojado porque el contrato indefinido se convierte en finiquito con una facilidad pasmosa.

Así las cosas y avanzadas las negociaciones con un posible inquilino, a David se le ocurrió la genial idea revisar los balances de la empresa para la que trabajaba aquel sujeto y rápidamente se dio cuenta de que las posibilidades de que sus ingresos se redujeran o de que la carta de despido se cruzara en su vida eran bastante altas, lo cual implicaría el impago de las cuotas de alquiler y el problema entonces se trasladaría a David.

Me cuenta lo fácil que es detectar nóminas falsas que le han presentado al no ser coherente su importe anualizado con la cifra de gastos de personal de la cuenta de pérdidas y ganancias, o que la empresa lleva sin actividad varios años, o simplemente que la falta de solvencia hace peligrar los puestos de trabajo que mantiene.

Con todo, ni David, ni nadie está libre de que las cosas se tuerzan, pero él mismo se sorprende de lo sencillo que le ha sido aprender a interpretar las cuentas de las empresas y lo útil que le está resultando y como él mismo dice, que el problema del impago, lo soporte otro.
  

Joaquín Puerta
El libro “El secreto para interpretar balances de un vistazo” contiene numerosas historias como la de David a través de las cuales podrás desarrollar la habilidad de mirar todo lo que hay en las empresas a través de sus cuentas y lo convertirás en tu ventaja competitiva.




Foto: Tony Fischer