Nosotros pagamos impuestos, ellos los disfrutan

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Hoy es día de pago de impuestos, he comenzado a trabajar bien temprano, el día va a ser duro. Liquidaciones de impuestos, correcciones de última hora, que si no puedo pagar el IVA, que si no tengo para las retenciones, que si no me han pagado y no puedo pagar, que si pago a Hacienda no puedo pagar las nóminas, son las historias que me esperan.

Se me ocurre abrir el periódico y tras el titular, como noticia de segundo orden me encuentro una de esas a las que lamentablemente ya estamos acostumbrados, El Ayuntamiento paga a Gallardón un mayordomo particular por 3.150 euros al mes”.

No se admiten tarjetas de crédito

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A sus 9 añitos, Nuria juega con las muñecas, a las cocinitas y le gusta el deporte, pero ningún juego le gusta más que las tiendas. Expone los dibujos, adornos  y accesorios que ella misma confecciona y presta servicios “de belleza” por un módico precio.

Me encanta verla desarrollar su imaginación y espíritu emprendedor. Ayer me cogió de la mano, “- Papá, tengo la tienda abierta, ¿quieres ver lo que tengo?”. Me vendió una pulsera, dos dibujos y un masaje de espalda, total, dos euros.

Los moduleros

Por Joaquín Puerta
Publicado en el nº35 de la Revista INNOVATIA


Con este título de película española de los años setenta quiero darles a conocer a unos personajes que si bien son actuales, representan perfectamente la España arcaica de pandereta y chirigota, la España de los pícaros y aprovechados, esa España de la que tanto queremos desprendernos y no somos capaces de conseguirlo.



El emigrante


En los años 60 y 70 Juanito Valderrama se encontraba en lo más alto de su carrera artística. No soy amante de este tipo de música, ni siquiera soy amante la música, pero estoy seguro de que el éxito de este artista, como de muchos otros, radica en su capacidad para transmitir sentimientos y emociones.

Muchas veces he tratado de imaginarme aquellos locales de Stuttgart, Düsseldorf o Bruselas repletos de españoles, como los que salían en el NO-DO, delgados, huesudos, con la piel curtida y sin afeitar, la mirada triste y perdida, apiñados en aquel garito esperando para ver en directo a Juanito Valderrama y, cuando por fin comienza su actuación, e inicia el repertorio cantando aquello de “cuando salí de mi tierra volví la cara volví la cara llorando, porque lo que más quería, atrás me lo iba dejando”, me imagino a aquellos españoles, en completo silencio, con un nudo en la garganta recordando todo aquello que dejaron atrás, su patria chica, las fiestas de su pueblo, su Virgen, la Navidad con el portal de Belén y los pastorcillos, su idioma con sus chistes e insultos, y su gente, sobre todo su gente.