No se admiten tarjetas de crédito

242 palabras, tardarás en leerlo 50”



A sus 9 añitos, Nuria juega con las muñecas, a las cocinitas y le gusta el deporte, pero ningún juego le gusta más que las tiendas. Expone los dibujos, adornos  y accesorios que ella misma confecciona y presta servicios “de belleza” por un módico precio.

Me encanta verla desarrollar su imaginación y espíritu emprendedor. Ayer me cogió de la mano, “- Papá, tengo la tienda abierta, ¿quieres ver lo que tengo?”. Me vendió una pulsera, dos dibujos y un masaje de espalda, total, dos euros.


A la hora de pagar, viendo que su caja registradora tenía una ranura, saqué mi tarjeta de crédito y le expliqué que pasando la tarjeta por la ranura y tecleando la cantidad, el dinero pasa de mi cuenta del banco a la suya. Hicimos la operación y me miró con desconfianza, “- ¿y mis dos euros?”. Volví a explicarle, esta vez de un modo más extenso, el funcionamiento del dinero de plástico, la comodidad, la seguridad, el microchip, la entidad intermediaria, la comisión, el extracto, la diferencia entre el débito y el crédito, etc. Finalmente quedó conforme, pero no convencida, no le gustó nada no ver sus dos euros.

Hoy he pasado por su tienda, ella no estaba, sus productos bien colocaditos, la caja registradora en su sitio y… ¡sorpresa! un cartel sobre la ranura que ponía…





¿Qué pasará cuando le explique lo del IVA?

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