Desde su casa, Carlos
iba a ver Eurovegas, de hecho, todos los días pasea al perro por la gran
parcela destinada a ocupar el macrocomplejo.
Mucho hemos
discutido sobre Eurovegas sí, Eurovegas no, ahora ya no tiene sentido, pero lo
cierto es que el proyecto ha sido un fracaso, miles de horas de trabajo tiradas
a la papelera y millones de euros una vez más, desaprovechados.
Pero, como de cada
fracaso hemos de sacar una lección que valga lo que nos hizo perder, hemos de
ver porqué se ha ido todo al traste y, aunque en el fondo nunca lo sabremos, la
retirada de este proyecto ha puesto de manifiesto cómo nos ven los inversores
extranjeros.
El hecho de que una
de las exigencias de los promotores fuera, además de un marco regulatorio a
medida, el establecimiento de una indemnización millonaria en el caso de que un
futuro gobierno cambiara la Ley, dice mucho de la inseguridad jurídica que se sufre en España.
Esa es la imagen
que ofrecemos al inversor, la de un país veleta, que un día cuatro de sus
dieciocho gobiernos dice una cosa, siete otra distinta y el resto, simplemente
se oponen. Un país que un día dice y hace una cosa y al poco tiempo desbarata
lo construido para hacer otra o simplemente dejarlo todo en barbecho
Cada semana nos
encontramos con un cambio normativo, unos de menor importancia, pero muchos de
gran calado, lo cierto es que demasiado a menudo tenemos que redefinir la
estrategia para adaptarnos a la normativa.
Compro o alquilo,
plan de pensiones o seguro de jubilación, acciones, obligaciones o preferentes,
podemos analizarlo de la forma más concienzuda posible, tomaremos una decisión
de lo más razonable, pero pasado un tiempo todo aquello se vendrá abajo puesto que
el marco legal cambiará en interés del legislador del momento
¿Tan difícil resulta
aparcar los recelos, la competencia entre nosotros mismos y los intereses
particulares para buscar soluciones estables a favor del interés común?,
Si queremos salir
del agujero necesitamos inversores, a los grandes, como los fondos de
inversión, y a los pequeños, como tu propio vecino. Y los inversores sólo
necesitan dos cosas, expectativas de beneficio y estabilidad.
Mientras tanto
seguiremos nadando en el lodo y echando la culpa al de al lado, seguiremos siendo
cada día más pobres, pero orgullosos de haber derrotado a nuestro propio
hermano.
¿Quién saldrá
ganando? Sin duda, el perro de Carlos.
Joaquín Puerta
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