Por Joaquín Puerta
Publicado en el nº39 de la Revista INNOVATIA
¿Qué puedo hacer
con mis ahorros? Las bolsas están cayendo, las empresas reducen su actividad
por la situación económica, el mercado inmobiliario está bloqueado, la renta
fija ya no es tan fija y las imposiciones a plazo están poco remuneradas. En
estos tiempos de incertidumbre que corren hemos de analizar más que nunca dónde
metemos nuestro dinero.
Si el lector espera
de este artículo la recomendación para llevar a cabo una inversión muy rentable
e infalible, lamento defraudarle, sería engañoso por mi parte, y por parte de
cualquiera, decirle de un lugar donde poder meter su dinero que vaya a
resultarle muy rentable quedando además garantizado su capital inicial.
Si bien no va a
recibir de esta lectura las claves para realizar un negocio perfecto, sí le voy
a contar los factores que van a influir sobre cualquier inversión que se decida
a realizar.
A partir del
momento en el que expongamos nuestro dinero va a haber cuatro factores que van
a influir decisivamente sobre el mismo. Y digo a “partir de ese momento”,
porque lo que ha sucedido en el pasado apenas tiene trascendencia, lo que
realmente importa es lo que va a suceder, ya que eso será lo que le afecte a
nuestra inversión. Estos factores son:
1.- Los flujos de
caja.
El interés,
dividendo, etc. que generará la inversión, puede ser fijo y cierto como el
interés de los depósitos bancarios o variable e incierto como los dividendos de
las empresas, cotizadas o no cotizadas, que dependerán del beneficio que
generen y de la política de retribución al accionista de la empresa.
2- La incorporación
de valor cierto.
Es el valor
objetivo que se incorpora a nuestra inversión. Si invertimos en una empresa que
genera beneficio, la parte de ese beneficio que no se reparte vía dividendos,
queda incorporado a la empresa, lo que hace que incremente su valor de una
forma objetiva. Asimismo, un título de renta fija con una prima a su
vencimiento va incorporando el valor de esa prima de una forma objetiva a
medida que pasa el tiempo hasta que a su vencimiento la habrá incorporado
completamente.
Esta incorporación
de valor cierto puede ser positiva, lo normal, neutra. si el activo no genera
beneficio, o negativa, puede devaluar nuestra inversión en el caso de que tenga
pérdidas.
3.- La valoración
del mercado.
Lo que el mercado
está dispuesto a pagar en los distintos momentos por un activo determinado.
Serán las fuerzas de la oferta y la demanda las que influyan en el precio de
nuestra inversión. Habitualmente, este factor responde a ciclos económicos,
burbujas especulativas o depresiones motivadas por las expectativas que el
mercado tiene sobre el futuro de determinados activos.
Resulta realmente complicado
controlar este factor, es muy difícil saber dónde o en qué activos se producirá
la próxima burbuja especulativa. ¿Cuántas veces habremos oído eso de “era para
tener dinero en 2000 y haber comprado cuatro pisos”? Pero sólo unos cuantos visionarios
en 2000 pudieron adelantarse a lo que sucedería con el mercado inmobiliario en
los siguientes años. Tuvieron la visión y... dinero en el momento apropiado.
El que es capaz de acertar
en este factor, le sobran los demás, pero sólo unos cuántos privilegiados son
capaces de hacerlo entre los cuales, seguramente, no nos encontremos ni Vd., ni
yo. Lo único cierto que podemos controlar sin ser visionarios es que los
precios se mueven por tendencias, cuando el precio de un activo sube y sube, lo
más probable es que siga subiendo y cuando ha subido mucho, seguramente suba
aún más, apoyado por la irracionalidad del mercado. No obstante, llega un punto
en que esa irracionalidad es insostenible y la tendencia cambia pero, adivinar
el momento del cambio de la tendencia es realmente difícil, prácticamente
imposible.
4.- La inflación.
Como ya sabemos
consiste en la pérdida de valor del dinero. Este factor va a afectar de forma
negativa a nuestra inversión ya que, desde el momento en el que exponemos
nuestro capital, hasta que lo recuperamos, el dinero habrá perdido valor por
causa de la inflación. Tenemos por lo tanto que defendernos de este hecho y lo
podemos hacer de dos modos:
1. Compensándolo con los demás factores.
Es decir, invertimos en activos cuya rentabilidad esperada esté por encima de
la inflación.
2. Apalancar la inversión. La inflación
afecta por igual a activos y a pasivos, por lo que se compensan y no nos
afectan. Es lo que hacen los bancos, toman dinero prestado que tienen que
remunerar y lo colocan en activos con una rentabilidad esperada superior a la
remuneración que han de pagar. De este modo, la inflación afecta tanto a la
inversión realizada como al préstamo tomado, por lo tanto, se compensan y no le
afecta. El riesgo reside en acertar con la inversión a realizar ya que, hay que
devolver el dinero tomado.
Conviene tener muy
presente la inflación, sobre todo para inversiones a largo plazo ya que, en
este caso, se va a convertir en nuestro principal enemigo. La inversión de
nuestro dinero en un depósito bancario cuya rentabilidad después de impuestos
esté por debajo de la inflación, nos hará perder dinero, y si esta situación la
prolongamos en el tiempo nos arruinará irremediablemente.
Deberemos estudiar
las distintas alternativas de inversión con las que nos encontramos y analizar
cómo le van afectar estos cuatro factores recordando que hemos de mirar siempre
hacia el futuro haciendo una previsión de lo que puede suceder.
Esta es sin duda la
parte más difícil, prever lo que va a suceder. Puesto que no tenemos bola de
cristal y, si la tuviéramos de poco nos serviría, lo que podemos hacer es
“dibujar varios escenarios”, que engloben los hechos futuros que puedan afectar
a nuestra inversión.
Asimismo, podemos
valorar económicamente las consecuencias de cada uno de esos escenarios.
Finalmente, estimaremos la probabilidad de que se materialice cada uno de
ellos, de este modo, tendremos la posibilidad de hacer una media ponderada y así
conseguiremos una estimación del resultado previsto de nuestra inversión que,
cuanto mejor hecha esté, más fiable será,.
Finalmente,
recuerde que es su dinero el que está en juego y es a Vd. y solo a Vd. a quien
corresponde la decisión de lo que hacer con él, ya que, es dueño del mismo y
será quien recoja los resultados, buenos o malos, de sus inversiones. Por lo tanto,
tenga muy presente que los trabajadores de las entidades financieras viven de
su trabajo y los analistas financieros, de vender sus análisis y, ni unos ni
otros viven de sus inversiones,... por algo será.
Joaquín Puerta