Un regalo envenenado de la Ley de Emprendedores

Sin duda, la parte positiva de la Ley de Emprendedores, es que hay Ley de Emprendedores. Sin embargo, a medida que vamos leyendo, nos vamos encontrando con perlitas que demuestran que quienes la redactaron, pocos negocios han emprendido en su vida y poca intención tienen de hacerlo.


La Sociedad Limitada de Formación Sucesiva (SLFS) es un buen ejemplo de ello. Nacida con el objetivo de facilitar el inicio de una actividad emprendedora, dudo mucho que pueda servir a alguien para dar el paso hacia el emprendimiento, ni siquiera al autoempleo.

¿En qué consiste?

Hasta ahora, fundar una sociedad de capital en España con el fin de ejercer una actividad mercantil y beneficiarse de sus ventajas, requería un desembolso mínimo de 3.000 €, esto es, que los socios debían depositar en las arcas de la nueva sociedad al menos esa cantidad para iniciar su negocio, lo que no quiere decir que ese sea el coste del trámite, si no, simplemente, que debían invertir en el negocio al menos esa cifra.

La nueva Sociedad Limitada de Formación Sucesiva que introduce la Ley de Emprendedores elimina ese mínimo, de tal manera, que con la paga del domingo de un niño, podríamos constituir nuestra sociedad de capital, lo cual es una noticia aparentemente interesante.

¿Qué sucede en realidad?

Vayamos al terreno práctico, quien decide iniciar un negocio tiene sus motivos y sus objetivos y a estos ha de adecuarse la forma jurídica que elija para desarrollar su empresa. 

Aquellos que se van a dedicar a prestar servicios por cuenta propia, no les suele interesar una sociedad, ya que, son más los inconvenientes que van a encontrar que las ventajas que obtendrían, no obstante, si el negocio contara con varios socios, será casi obligado asociarse, en este caso, juntar los 3.000 € entre varios, ya no sería tan gravoso.

Por otro lado, aquellos que tengan por proyecto una actividad empresarial, (fabricación, comercio, distribución, hostelería, instalaciones, etc.), sin duda necesitarán invertir en medios de producción, acondicionamiento del local, maquinaria, etc., y en materias primas o mercaderías. En este caso, con 3.000 €, no ponen ni el cartel en la puerta. 

Mi amigo Felipe acaba de montar una empresa de comercio electrónico, como no disponía de los 3.000 €,  hemos aportado a su sociedad, el ordenador, la tableta, la impresora y mobiliario que ya tenía, todo ello con una valoración suficiente para completar el capital mínimo. Problema solucionado.

¡CUIDADO CON EL VENENO!

Pero ojo a la nueva norma, si estamos diciendo que esta forma jurídica está pensada precisamente para los emprendedores que menos recursos tienen, resulta que aquellos que se podían acoger a la tarifa plana de la cuota de autónomos, la que permite pagar tan sólo 50 € mensuales durante seis meses, se quedarán sin ella, ya que la Seguridad Social ha decidido que no aplicará esta prebenda a los emprendedores que inicien su actividad a través de una sociedad de capital.

En definitiva, al igual que sucede con el IVA de caja, será difícil encontrar a alguien interesado en esta forma jurídica.  


El beneficio de las rebajas

Nunca entendí las rebajas, ¿cómo el precio de un producto en sólo un día puede pasar a ser un 50% inferior?. Una de dos, o las tiendas trabajan con unos márgenes formidables y pese a la rebaja siguen ganando, o pierden dinero, lo cual no parece ser así a la vista del gran volumen de negocio que se mueve en torno a las rebajas.


Pues bien, el otro día Vanesa, una amiga que tiene una tienda de ropa en Las Rozas me sacó de mi ignorancia. Resulta que para los comerciantes una unidad de producto no es una prenda como para los consumidores, si no, que una unidad de producto es el lote, es decir, la unidad de compra al por mayor.

Cuando los comerciantes compran mercancía a sus proveedores, lo hacen por lotes que están compuestos por 36 prendas, 6 colores, 6 tallas. A priori son conscientes de que no van a poder vender todas las unidades del lote durante la temporada, las tallas más comunes probablemente sí, los colores más de moda ese año probablemente también, lo malo es que de antemano no saben qué unidades son las que costará más trabajo vender, por eso es por lo que el fabricante produce las 36 variedades de una prenda.

Económicamente el comerciante toma como precio de coste el precio de adquisición del lote y calcula el número de prendas que a un determinado precio ha de vender para cubrir sus costes: coste variable, coste fijo y el beneficio mínimo requerido.

Vendidas ese número de prendas calculado, ya tienen cubiertos los costes y su margen requerido, por lo tanto, el importe íntegro del precio de venta de las unidades restantes, es beneficio puro, con la particularidad de que se tendrán que deshacer de la mercancía la vendan o no, ya que no pueden almacenarla para la siguiente temporada, hay que recordar que son las tallas y colores “menos populares”.

De este modo, pueden bajar el precio todo lo que quieran. El producto, SU unidad de producto está ya completamente amortizada y el importe de las ventas en rebajas irá directamente a beneficio, eso sí, el límite a la bajada será, no dañar la imagen de marca y/o del comercio.

> Vanesa me puso este ejemplo:

Compró al fabricante un lote de jerséis que cuesta 983 €, 6 colores, 6 tallas.
El precio de venta en temporada será de 39 €.

Necesitará entonces vender 25,2 prendas para cubrir el coste variable, 983/39=25,2

Suponiendo una imputación del coste fijo al lote sea de 160 €, tendrá que vender 4,10 prendas más para cubrir también el coste fijo, 983/160=4,1.

Si requiere a la inversión un beneficio del 10% (983 x 10%) necesitará vender otras 2,52 prendas para obtenerlo.

Sumando ahora todas las prendas 25,20 + 4,10 + 2,52 veremos que una vez vendidas las 31,82 (32 por aproximación) prendas a 39 €, Vanesa habrá cubierto todos sus costes, incluido el beneficio requerido. De este modo, las 4 prendas que le sobran, podrá venderlas al precio que quiera, que será beneficio puro.

La próxima vez que vayas a las rebajas, sobre todo en el último tramo de las mismas, recuerda que lo que el comerciante necesita es deshacerse a toda costa del género. Quizá, si le propones llevarte más de una prenda, puedas lograr una rebaja adicional  ;-)

Joaquín Puerta