Empresarios, inversiones y subvenciones

Por Joaquín Puerta. Socio de Taimar CFF. www.taimar.com
Artículo escrito para la revista de gestión empresarial INNOVATIA y publicado en su nº6.
Publicado también en el periódico de información para empresas ESTRATEGIA EMPRESARIAL
Publicado en el nº 155 de la revista PARTIDA DOBLE.
La cultura de la subvención no contribuye a incrementar el espíritu empresarial ni la competitividad de las empresas. Este argumento, contrario a la idea generalizada de los efectos positivos de las subvenciones, es desarrollado mediante dos líneas de análisis. La primera se basa el la diferencia entre el importe nominal o aparente de una subvención y su importe real, una vez descontado el efecto impositivo y los costes incurridos en su obtención. La segunda hace alusión a los plazos de obtención, siempre posteriores a la inversión que financian.

1. LA CULTURA DE LA SUBVENCIÓN

La cultura de la subvención no ayuda a la competitividad de las empresas. Crear empresas o llevar a cabo proyectos esperando las dádivas del Estado se ha convertido en el denominador común de muchos emprendedores. Las subvenciones no dan realmente el dinero que anuncian, ni lo hacen en el momento que se precisa y en muchos casos no cumplen el fin para el que fueron creadas. Si queremos un tejido empresarial fuerte y competitivo hemos de pedir a la Administración que busque otras formas de ayudar a las empresas. Dentro de esas formas no puede faltar la formación, el apoyo en la confección de sólidos planes de negocio, facilitar las relaciones con la propia Administración y promover el asociacionismo.

Me preocupan las razones que llevan a muchos emprendedores a embarcarse en una aventura empresarial. Estas son algunas de las que he oído últimamente: "voy a montar una tienda de regalos porque en el barrio no hay", "estoy pensando en abrir un bar de tapas distinto de los ya que existen en la zona", "el servicio de catering a empresas es un servicio innovador en el que estoy invirtiendo todos mis ahorros".

Me preocupo aún más, si cabe, cuando todos ellos esperan una subvención como pieza clave de la financiación de su negocio. Un alto porcentaje de proyectos empresariales fracasan en sus primeros meses de vida, el denominador común en muchos de ellos, carecer de un adecuado Plan de Negocio. Suelen tener muy bien detalladas las inversiones necesarias y los gastos en los que van a incurrir pero, entre ellos no se encuentran estudios de mercado, formación de los empresarios o asesoramiento en el plan de negocio. Simplemente, no lo consideraron importante, como los recursos son limitados, de estos capítulos se puede prescindir.

La cultura de la subvención es muy dañina para los que se aventuran en un proyecto empresarial.
Quién no ha oído hablar de Fulano, que montó una empresita y le dieron 5 millones, o de Mengano que no la llegó a montar y... también se los dieron.
Este tipo de ideas se encuentran lamentablemente instaladas en las mentes de muchos aspirantes a empresarios.

La realidad de las subvenciones es bien distinta, ya que, ni las cantidades son las que dicen, ni se reciben en el momento en el que verdaderamente se necesitan.

En muchas ocasiones la cantidad es ridícula, el Ayuntamiento de un municipio cercano a Madrid anunciaba a bombo y platillo "ayudas para la creación de empresas en la localidad", consistían en subvenciones de hasta 400.000 de las antiguas pesetas eso sí, para acceder a ellas la lista de requisitos estaba bien nutrida, y la tramitación bastante compleja.

En otras ocasiones las cuantías son más importantes pero, o condicionadas a la realización de una inversión de la que se subvenciona un porcentaje normalmente pequeño o condicionada a la creación y mantenimiento de puestos de trabajo o ambas condiciones han de darse a la vez.



2. IMPORTE REAL Y APARENTE DE UNA SUBVENCIÓN

Además de lo anterior, al importe de la subvención hay que restarle los gastos e impuestos que de ella se derivan.
  • a) Gastos por tramitarla, ya que, enterarse de su aparición, sus requisitos solicitud y seguimiento de la misma es una tarea ardua y merece la pena dejarlo en manos de expertos que, lógicamente cobran por este servicio y su factura no baja de los 600 € en función de la dificultad y cuantía. Créanme si les digo que su trabajo lo vale. Pero una vez que hemos recibido la alegría de ver el dinero de la subvención en la cuenta corriente de nuestra empresa, Hacienda llama a la puerta y la alegría se desvanece.
  • b) La subvención se considera un ingreso más de la actividad, por lo que hace aumentar el beneficio y por lo tanto hay que tributar por ello. Es un ingreso exento de IVA, por lo que habrá que aplicar la regla de prorrata, lo que implica que una parte de nuestro IVA soportado, no será deducible.
  • c) Además un proyecto subvencionado no se puede acoger a la bonificación prevista en el Impuesto sobre Sociedades.
En definitiva, entre gastos e impuestos, lo que queda limpio de la subvención viene a ser la mitad. Véase ejemplo en el Cuadro 1.



3. PLAZOS DE CONCESIÓN

Peor que la cuantía de la "ayuda" es cuándo dan el dinero, que normalmente no coincide con el momento en el que se necesita, ya que, si la subvención es para la realización de una inversión, la concesión de la misma es siempre posterior a la realización de dicha inversión, es decir, si quieres hacer una inversión, primero tienes que buscar el dinero por tus propios medios, después llevas a cabo la inversión y entonces, más tarde te darán la subvención, sólo si has reunido todos los requisitos, lo que no suele ser fácil porque no se conocen de antemano.

Lo lógico sería disponer del dinero de la subvención en el momento de llevar a cabo la inversión. Entiendo que entonces el control administrativo sería mucho más dificultoso. Preguntado a un funcionario de la Comunidad de Madrid, técnico y responsable de subvenciones sobre esta incongruencia, respondió que la subvención ha de considerarse como un "premio" por haber llevado a cabo la inversión.

Ahora entiendo a mi amigo Manolo, tiene varias carnicerías y realizó una fuerte inversión para renovar cámaras frigoríficas, balanzas, etc. Posteriormente, una empresa especializada en la tramitación de subvenciones le propuso que podían conseguir unos milloncitos. Así fue, tramitaron la subvención y los consiguieron. No se habla de otra cosa en el mercado, Manolo está tan contento que se ha comprado un BMW.

Me alegro por mi amigo Manolo que ahora conduce su flamante BMW pero, ¿ha cumplido la subvención la función para la que estaba creada?, cualquiera puede contestar a esta pregunta, cualquiera... excepto Manolo.

Personalmente, ayudé a un amigo a tramitar una subvención en la Comunidad de Madrid para la creación de una web para su empresa, a grandes rasgos las condiciones eran las siguientes: Pymes que lleven a cabo una inversión superior a 6.000 € en equipos informáticos, software, formación y presencia en internet. La cuantía de la subvención era del 50% de lo invertido, de las más generosas.

La solicitud se presentó en enero de 2002, se llevó a cabo el proyecto y se pagó, a todos lo proveedores. En septiembre de 2002 se recibe la resolución de concesión de la subvención. Tras decenas de llamadas sin encontrar interlocutor válido, ni razones convincentes por el retraso, se ha recibido el dinero el 30 de junio de 2003, año y medio después de su solicitud.

Aprendida la lección, este año se va a llevar a cabo un nuevo proyecto tecnológico, pero sin contar con la subvención. Aún así, se va a volver a solicitar y si algo cae, bienvenido sea. Lo que ha quedado claro es que la subvención ya no motiva a invertir. ¿Qué fin tiene entonces?.



4. CONCLUSIONES

Desde estas líneas ruego a los responsables de las Administraciones Públicas que para fomentar el desarrollo empresarial hagan hincapié en la formación de empresarios y directivos, ayuden a las empresas y pequeños negocios a llevar a cabo planes de negocio completos y verdaderamente útiles.
Planes de negocio que:
  • Reduzcan el fracaso empresarial
  • Que faciliten el acceso a la financiación
  • Colaboren en la búsqueda de socios
  • Que estas administraciones se acerquen a realidad de las empresas para que estas encuentren colaboradores en vez de Burócratas
  • Que la Administración llegue a ser un punto de encuentro donde se fomenten las alianzas estratégicas entre empresas y así, mejorar la competitividad del tejido empresarial español
En definitiva, que la Administración Pública suponga un verdadero punto de apoyo para la iniciativa privada. Este tipo de ayuda, realmente es la mejor subvención.


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1 comentario:

  1. Verdad como la vida misma. Después de once años asesorando a empresas el caso de Ernesto aparece una y otra vez.

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